Sergio de Carabias

Sergio de Carabias

domingo, 7 de abril de 2013

Problemática de la alteración de los procesos erosivos y de sedimentación por las explotaciones areneras en Carabias

Ayer sábado 6 de abril, y con motivo del informe de Restauración Ecológica que estamos redactando para la universidad, me acerqué hasta mi querido pueblo, Carabias. Mi intención era dar una vuelta por los espacios degradados que queremos tratar, es decir, por las inmediaciones de las graveras que minan el entorno con efectos desastrosos. Dichos efectos no tardaron en mostrarse tal cual se encuentran y, pese a que el sol brillaba en un intento de alegrar la tarde, una honda tristeza se fue apoderando de mí a cada paso.

La primera gran sorpresa fue descubrir que una parte de las arenas removidas por la fábrica se había desplomado, debido a las últimas lluvias, sobre un camino público imposibilitando el paso de vehículos.

Panorámica del camino cortado

 







La nota de esperanza la ponen aquellas jaras, tomillos, pinos y hasta sauces que luchan por enraizar
 en un terreno que les ha sido arrebatado y que, de forma altruista, llegan a afianzar con sus raíces
evitando la dañina erosión.

Pero ojalá hubiera sido sólo ese el único gran alud de arenas en el entorno. Nada más lejos de mis deseos, fui recorriendo las profundas cárcavas que arañan los inestables taludes de arenas removidas para ir a verter sus sedimentos al cauce del arroyo que serpenta por La Dehesa, un bosque próximo de titularidad municipal y alto valor biológico.





Barranco de explotación de áridos socavado por cuantiosas cárcavas que confluyen en el cono de desagüe
 arrastrando grandes piedras y guijarros.

Vista del desagüe del cono anterior que vierte directamente a la zona de vega de La Dehesa
 para alcanzar posteriormente al arroyo.

Es habitual también encontrar rastros de la fauna que todavía lucha por sobrevivir en un ambiente tan transformado y hostil. Especialmente se perciben las señales de zorro, jabalí, corzo y conejo, recurso este el de la caza bien conocido, y explotado, por los cazadores de la zona.

Huellas de zorro

Un importante número de buitres leonados acuden con frecuencia
desde el cercano Refugio de Rapaces de Montejo de la Vega
para dar cuenta de las ovejas que encuentran la muerte fuera del redil.


 Junto al arroyo, son frecuentes las huertas abandonadas en las que predominan frutales ya secos debido a la falta de transpiración que producen estos sedimentos arcillosos en los suelos.

Manzanos anegados por las arenas


El pueblo se queja viendo mermar el agua que cada verano echa su vieja fuente. Los mayores todavía recuerdan cuando aguas abajo de la dehesa y junto al Camino de la Hoz, las huertas crecían verdes y productivas y no ahora, donde sólo tienen cabida los chopos en las vegas aterradas por las arenas que el arroyo arrastra.



Lecho del arroyo muerto ecológicamente debido al grado de sedimentación que alcanza.



Tan sólo el cultivo del chopo soporta el "efecto asfalto" de las arcillas sedimentadas
 cuando hace algunas décadas los mismos terrenos se reservaban a la horticultura.
Al fondo, se extiende la bien conservada dehesa de melojos (Quercus pyrenaica).


Una gran parte del próspero pasado de Carabias se ha perdido como resultado de una muy mala gestión en las últimas décadas por parte misma del Ayuntamiento que ha consentido y tolerado esta desastrosa situación de dar la espalda al medio natural en favor de unos desconocidos intereses económicos. Actualmente, y ya con un equipo de gobierno renovado, se están tomando medidas drásticas tal cual se necesitan pero, pese a ello, parece que el asunto sólo sigue preocupándonos a unos pocos... Sirvan estas líneas e imágenes como denuncia pública de un desastre ambiental que nos afecta en mayor medidad de lo que se pueda creer, y fácilmente mejorable con una gestión responsable de las aguas y sedimentos que se vierten desde la gravera



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