Sergio de Carabias

Sergio de Carabias

martes, 18 de noviembre de 2014

Los ciervos de Quintos de Mora



     Hace ya unas pocas semanas, participé en un voluntariado coordinado por Ecologistas en Acción en la Finca de Quintos de Mora, Toledo. Aunque en su nombre todavía conserva el apellido de la localidad toledana a la que antaño perteneció, Mora, actualmente la finca se encuentra dentro del término municipal de Los Yébenes que, por otra parte, es el que cuenta con mayor extensión de toda España, y famoso, además, por cierta concejal ligerita de cascos que recientemente ha cobrado una fama poco envidiable, saltando a los medios de la farándula, la pandereta y el sonajero... Como muchos bien habréis adivinado se trata de Doña Olvido Hormigos. 

      Introducidos ya, pasemos a presentar esos otros vecinos de los Yébenes, los que verdaderamente nos importan y atañen...


Elegante y señorial, el Señor de los Bosques aguanta siempre la mirada
a quien desea dedicársela.



Dos jóvenes ciervos de segundo o tercer año

Joven ciervo con malformación en asta izquierda.

Espléndido ciervo macho de doce puntas.

Cierva atenta y gabato semioculto tras la vegetación.
   

Cierva madre y gabato

     Pese a ser últimos de octubre, pudimos disfrutar del maravilloso espectáculo de la berrea bien a gusto. Al despuntar el alba, nos despertaban desde la cama los bramidos de los machos que todavía insistían en defender sus harenes. Algunos días, al caer la tarde, fuimos a presenciarlo en directo.

La berrea en la dehesa.

Macho Ciervo con su harén a la carrera.

La Cierva Blanca a gran distancia

Gama blanca

     Nos faltó la Corza blanca, protagonista de una preciosa Leyenda de Gustavo Adolfo Bécquer en la que una joven doncella cobra el aspecto del animal albino con tan mala fortuna que es abatido por su amante cazador...  Mejor muestra del Romanticismo de la época, imposible.


     También fueron frecuentes nuestros encuentros con los jabalíes, especialmente a la noche cuando volvíamos de cenar. Quedó normalizado el apostar cuántos ejemplares veríamos en cada trayecto sobrepasando el récord de los 12 en una sola noche. Tal era la confianza que mostraban con nostros que incluso una vez, el valiente Ricardo se bajó del coche ¡y le tocó el lomo a un berraco inmenso!

Jabalí hozando el suelo en busca de comida

     En los cielos nos sobrevolaron diariamente buitres leonados, negros y águilas reales e imperiales que, incluso a veces sin ni tan siquiera prismáticos, nos hicieron disfrutar con sus aires de grandeza y libertad.

      Con los ojos mirando al suelo, nos salieron al encuentro algún que otro sapo corredor y varias culebras como ésta Culebra lisa meridional de rostro afilado, dulce y hasta sensual...

Culebra lisa meridional "Coronella girondica"


     En las zonas elevadas abundaban los Madroños, especialmente en las umbrías, ya cargados por esas fechas de frutos y flores

Frutos y flores de Madroño "Arbutus unedo"
una de las pocas especies en la que coincide floración y maduración
debido al lento desarrollo de sus frutos, también llamados madroños

Madroños y flores.
El Madroño pertenece a la familia Ericacea
como bien atestiguan sus características flores globosas
similares a las de otras Ericáceas como los brezos.

Coloración progresiva de los Madroños en su maduración
que va desde el verde hasta el rojo pasando por amarillo y naranja.


Los canchales y pedreras eran habituales en las laderas.
Las grandes encinas de los bordes de estos grandes espacios abiertos
son los preferidos por los Buitres Negros para emplazar su nido.



Panorámica de Quintos de Mora,
un amplio valle de dehesas, cultivos y pinares de repoblación
 entre dos alineaciones montañosas de monte mediterráneo apenas alterado.

     Bien sé yo que a estas alturas del relato habrá quién se cuestione en qué consistía exactamente el voluntariado después de tantas fotitos de ciervos y demás... Pues bien, llegó el momento de la respuesta: principalmente desarrollamos labores silvícolas y forestales tales como apoyo a la replantación con encina y quejigo o arrancar renuevos de pino resinero, acciones todas ellas que requieren de doblar el espinazo sin tregua ni excusa alguna.


      Otra de las tareas que nos llevó varias mañanas fue la protección de las Cornicabras frente a los roces y restriegas que los ciervos macho realizan contra sus ramas especialmente en el momento de deshacerse de la borra, esa cubierta aterciopelada que recubre sus cuernas recién crecidas y a estrenar. Por las venas de la Cornicabra corre una resina olorosa y pringosa por la que además sienten especial atracción los venados. Todo problemas para una especie tan característica del bosque mediterráneo y que tanto le aporta.


Ejemplar de Cornicabra descortezado recientemente por los ciervos y con viejas cicatrices,
pero ya protegido de nuevos ataques con malla metálica gracias a nuestro esfuerzo y trabajo.

Para algunos ejemplares de Cornicaba,
nuestra ayuda llegaba tarde...


Cicatrices producidos en Cornicabra por la actividad barrenadora de las larvas de Gorgojos o Curculiónidos.

Algunos de los troncos secos parecieran altos totems inscritos y tallados por antiguos pobladores,


     Como todo lo que ocurre en la Naturaleza, cuando el equilibrio se rompe empiezan los problemas. El caso del "ensañamiento" con las cornicabras es un fiel reflejo de la acuciante superpoblación de ciervos que soporta Quintos de Mora. Aunque ocasionalmente se efectúan cacerías con la excusa del "control poblacional" bien claro es que de encontrarse el eslabón rey de la pirámide trófica, nuestro amenazado Lobo Ibérico, nuestras cornicabras crecerían más fuertes y vigorosas sin la presión que actualmente reciben por parte de los ciervos. ¿Por qué entonces falta el amigo Lobo? La respuesta es la de siempre...Yo sólo quiero pensar ¡que está próximo el día de su regreso!


Foto de grupo observando la berrea.

Foto de grupo cargando el material en el todoterreno.

Foto de grupo junto a Cornicabra protegida con malla metálica.

      En definitiva, el voluntariado resultó ser una experiencia maravillosa para recordar "con lágrimas en los ojos" como el amigo Juan ya decía, entre otras cosas, además de por la estupenda compañía, por el atracón a Amanitas Cesáreas que nos pegamos... y que seguramente sea irrepetible...


"Amanita caesarea" o Amanita de los Césares
llamada así porque antaño les era reservada sólo a ellos por su extraordinaria calidad.


1 comentario:

  1. ¡Grande reportaje! Me encantaron las larvas de gorgojos.
    Gracias, compañero.
    ¡Nos vemos en Colombia! ;)

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