Sergio de Carabias

Sergio de Carabias

martes, 29 de septiembre de 2015

Educando en Paraguay



      Como, espero, ya es archisabido por todos mis queridos lectores y amigos, desde mediados del pasado mes de julio me hallo en Paraguay desarrollando para la Fundación Para la Tierra un programa de educación ambiental amplio y extenso que trata de abarcar la protección y defensa de los valores naturales en todos sus frentes.

       Son tres las principales funciones a las que me dedico en cuerpo y alma desde mi llegada: visitas a las escuelas locales, información a los turistas y creación de una red de ecoclubs.





     Las visitas a las escuelas locales tienen como objetivo el trabajo y refuerzo de aspectos de la biología (ciencia de la vida) y la ecología (ciencia del la "casa común") con niños y jóvenes entre los 6 y 15 años. Mediante una explicación lo más animada posible con muchos dibujos en la pizarra y no poco teatro, y una fluida participación con los propios alumnos, explico temas como las cadenas tróficas, los marsupiales, el ciclo del agua, la importancia de los bosques, la fotosíntesis, la metamorfosis de anfibios e insectos, el reciclaje o en qué consiste un eclipse. 

      Son cuatro las escuelas que frecuento: Santa Bárbara, San Blas, San Ramón y San Isidro, a la que más cariño guardo por llevar el nombre de mi Santo protector.

      Uno de los principales obstáculos a los que tuve que hacer frente los primeros días fue la suma timidez que muestran las gentes del lugar, poco acostumbradas a la presencia de "blancos", pero que los niños, como buenos niños que son, perdieron rápidamente para mostrarse vivos y despiertos. No así los adultos, sus padres y profesores, con los que se requiere más que ingenio y empeño para ganarse su confianza... 

      Paraguay es el único país de Sudamérica que conserva su idioma nativo como lengua oficial: el Guaraní. Una riqueza sin igual pero que resulta una barrera casi inexpugnable para el que no la conoce debido a la dificultad que entraña... Desde el Mbatecó (¿cómo estás?), el Aguyé (gracias) y el Rojayjú (te quiero) sumado a algunos nombres de animales como Mbopi (murciélago) o Kaí (mono) no he conseguido progresar... Los niños comienzan a hablar castellano a su ingreso en la escuela y es por eso que con los más pequeños resulta imposible una comunicación ágil y fluida.

     En cualquier caso, me encanta ir cada semana a pasar una mañana con esos "locos bajitos" que tantas alegrías y satisfacciones me regalan con sus ideas y preguntas y que reflejan su despertar a la concienciación ecológica.





Captar la atención de los jóvenes alumnos requiere abundantes gestualizaciones
y constantes cambios en el registro de voz.
Al fin y al cabo, ¿qué es una clase sino un teatro?
 Pero los alumnos no han de ser meros espectadores sino también actores participantes de su propio aprendizaje
guiados y motivados por el docente, director general de la obra.


     Al mes de mi llegada recibimos la visita del IFED, una ONG norteamericana que trajo libros y material escolar para repartir entre las escuelas locales. Una de sus ideas fue establecer una biblioteca bilingüe castellano-inglés en la escuela de San Isidro y para ello aportaron los libros necesarios.


Mostrando la composición de la sangre en uno de los libros de la biblioteca bilingüe.





Junto a dos alumnos y Karina Atkinson, la fundadora de PLT,
el día que entregamos la biblioteca bilingüe en la escuela de San Isidro.

Alumnos y director de San Isidro junto al personal del IFED y PLT.
Tres niñas sostienen la pirámide trófica que elaboramos entre todos.


     Tras la explicación del tema, siempre intento acabar con un juego que sintetice la idea tratada ya que bien es sabido que "todo lo que se aprende de forma divertida nunca se olvida". 

Jugando a una variante del escondite para experimentar las adaptaciones de predadores y presas.



     La Fundación Para La Tierra tiene su base física en la Reserva Natural Laguna Blanca, un entorno natural privilegiado por su riqueza biológica y buena conservación, que al año recibe miles de visitas. Es por ello que la función divulgadora entre esos visitantes cobra especial importancia. 


Interior del museo con algunas muestras y explicaciones

      Además, diseñamos y construimos un recorrido interactivo con diferentes paradas a través de las cuales el visitante pueda conocer y recordar aspectos relacionados con el medio ambiente y su conservación.


Junto a mi amigo Jorge, muy habilidoso en el bricolaje
sosteniendo respectivamente una caja nido y una caja para murciélagos.

Nuestra caja nido recibiendo las primeras visitas.
Carpintero Real "Colaptes melanochloros"

Panel con diferentes preguntas y respuestas sobre el agua.

Ahí dentro cabe sea lo que sea...
 Algunos se asustan más que otros al abrir la tapa y descubrir al culpable...


Junto al jardín vertical construido a base de botellas de plástico reutilizadas.

     Las diferentes estaciones del recorrido han sido explicadas con sencillos carteles como los que siguen, intentado hacerlos lo más amenos y atractivos posible para despertar el interés de los más pequeños.





     La creación de los Ecoclubs es el tema que menos desarrollado se encuentra por el momento debido a las muchas y variadas dificultades que están surgiendo. La principal de ellas es reunir a los niños de las diferentes comunidades en un único lugar ya que las distancias son considerables y no cuentan con medios para desplazarse.



En el todoterreno junto a un grupo de niños.

     Inevitable no recordar las Misiones Pedagógicas y la Institución Libre de Enseñanza en esta labor docente que estamos llevando a cabo en este remoto y olvidado lugar del Paraguay. Tenemos muchas otras actividades planeadas para el futuro como la proyección de películas y documentales de toda índole, la creación de un grupo de teatro, el desarrollo de campamentos de verano y la organización de exposiciones... Me encuentro sumamente motivado trabajando junto al equipo de Para La Tierra por las ganas y energías que derrochan. Y siempre estaré profundamente agradecido a Karina Atkinson y Joe Sarvary por confiar en mí y brindarme esta oportunidad.






lunes, 28 de septiembre de 2015

El mensajero del Eclipse Lunar



     Habían pasado tres horas ya desde la puesta del Sol y la Luna llena bañaba la tierra con su luz clara y brillante. Mientras cenábamos poroto con mandioca y zocote, una pequeña cosa cayó del cielo con gran estrépito, como arrojada con fuerza, sin cuidado ni mesura. Cuando nos acercamos, descubrimos un extraño ser con un gran cuerno y del color de las hojas secas. Al ir a cogerlo, desplegó sus alas pardas mostrando bajo ellas el oscuro manto celeste con dos grandes lunas bañadas en sangre. Nunca antes habíamos visto nada parecido...


Cathedra serrata


     Al instante, sonaron con potencia las Caracolas de Plata que nos convocaban con urgencia a la Gran Explanada del Templo. Allí acudimos todos en masa, niños y ancianos, mujeres y hombres, sobrecogidos por esa llamada en medio de la noche. Los Sumos Sacerdotes desde lo alto de la torre dirigían sus manos al cielo mientras entonaban cánticos con mensajes de ayuda y protección.

      El Jaguareté Hovy había comenzado a engullir a nuestra hermana Luna... Cuando la oscuridad fue total y sólo se intuía un ardiente cerco rojo de sangre, tuvimos miedo de perderla para siempre y comenzamos a gritar y lanzar piedras y flechas para espantar al jaguar. Sólo cesamos cuando la hubo escupido por completo y la luz volvió de nuevo a iluminar la noche y nuestros corazones y almas.














miércoles, 23 de septiembre de 2015

El velatorio que casi acaba en boda




     Corría el año 1951 cuando el fotógrafo William Eugéne Smith aterrizaba en la oscura España del Franquismo con la misión de conocer e informar acerca de aquel país aislado del que tan poco se sabía en el exterior. Estados Unidos se estaba planteando incluirlo como aliado pero antes necesitaba saber exactamente cuál era su realidad. William, como "buen periodista", quiso poner el objetivo sobre aquellos detalles más llamativos e impactantes ahondando en la miseria que reinaba en el mundo rural.






      Una de sus fotografías más famosas fue la que realizó a un grupo de mujeres velando a un difunto y que he intentado reproducir a boli negro con más o menos éxito. Aunque el instante puede parecer poco agradable y hasta tenebroso, resulta magistral la composición e iluminación de las caras y cuerpos.


       Pero la historia inusual, casi disparatada y hasta surrealista que le sigue, es que pocos meses después de aquella toma llegó al pueblo cacereño de Deleitosa una carta con origen Estados Unidos y dirigida al alcalde preguntando por las señas de la muchacha que aparece en el centro de la fotografía. Además, aquella misiva venía acompañada de muchos regalos: laca, perfume, maquillaje... productos que por primera vez veían aquellos ojos y aquellas tierras. Resultó que un joven apuesto americano, al contemplar la fotografía en una revista, se había enamorada de la nieta que velaba a su abuelo. A la primera carta le siguieron unas cuantas más para emoción de todo el pueblo que, además de seguir fervorosamente cada detalle de la relación, fantaseaba con aportaciones propias sobre los millones y otros bienes que el pretendiente debía tener al otro lado del charco... La joven tenía su propio novio en el pueblo que decidió acabar la relación con el aumento de sus celos tras cada misiva. Finalmente, se vio obligada a emigrar con parte de su familia a Barcelona para aligerar el peso que le suponía el continuo cotilleo de sus vecinos entorno a ella. 

      Hoy en día, los dos protagonistas de la historia aún viven. El hombre americano se casó con una mujer de la que se separó a los 9 años y actualmente padece alzhéimer. La mujer extremeña nunca se casó y sigue viviendo en Barcelona recordando, divertida, su particular aventura americana.




      Otro de los mágicos momentos que William E. Smith retrató fue el Bautizo de un recién nacido también  en el pueblo de Deleitosa y que, una vez más, me tomé como reto su ilustración.








jueves, 17 de septiembre de 2015

Anciano afgano




"Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino."
Viaje a Ítaca








martes, 15 de septiembre de 2015

Un paseo de muerte por el Cementerio de la Recoleta



     A cierta altura de la Avenida Mariscal López, una de las principales arterias de la ciudad de Asunción, capital de Paraguay, asoman alegres los panteones de mil y un colores del Cementerio de la Recoleta. La vistosidad del lugar invita al paseante a entrar y pasear entre ellos empapándose de la tranquilidad y el silencio que reinan el sagrado lugar. Casi 20.000 almas encuentran descanso y reposo, prohibido molestar.



      Os invito a conocer este rincón peculiar y los pensamientos y reflexiones sobre el descanso eterno que me salieron al encuentro y quisieron inspirar.


       En la ciudad de los muertos se agolpan sus viviendas unas junto a otras. Ninguna coincide en altura ni diseño, todas son únicas y diferentes, coloridas y las más de las veces alegres.









        Si con curiosidad nos asomamos al interior de los panteones, descubriremos en sus cajas de madera a sus moradores, acompañados algunos por sus atuendos de glorias ya pasadas cubiertos de polvo.







     Con sorpresa y escalofríos, se tomarán la molestia algunos vecinos de saludarnos en persona, con las órbitas vacías y la frente cubierta de un moho blanquecino.









      Algunos de los nichos y tumbas tienen las puertas abiertas como jaulas vacías de las que se hubiera escapado su pajarillo, inequívoca señal de que sus inquilinos tenían alma inconformista y soñadora. Ya vuelan libres por los siglos de los siglos.




     Muchos otros monumentos funerarios lucen vencidos por el paso del tiempo, dejando al rigor de la intemperie sus reliquias y restos.




     Que en la muerte hay vida y que la vida es eterna parece ser el mensaje de este arbolito que se asoma  a la puerta verde y enhiesto, devolviendo a la vida de nuevo al que duerme ahí adentro.




     Conforme uno se aleja de los paseos centrales para internarse en las zonas más apartadas, las escenas de abandono empiezan a cobrar fuerza hasta llegar a su culmen comprobando la presencia de restos óseos abandonados a su suerte por las esquinas del lugar.

      Una vieja calavera desdentada se asoma al sol del mediodía. Cuánto frío ha debido pasar los días de invierno sufriendo en suave lamento la lluvia sobre su frente, chocando incesante y resbalando por cada recoveco, lamiendo poco a poco el hueso.




     Que no me engañen, en un cementerio no hay descanso eterno, lo que hoy es recuerdo vivo mañana será abandono y olvido.




       

     Como resultado de la visita al Cementerio de la Recoleta, surgieron estos versos que aquí escribo y que espero, puedan cumplirse llegado el momento:


Que no me entierren cuando muera

Que no me entierren
cuando muera.

Entre cuatros paredes
me voy a agobiar,
bajo losas de piedra
no se puede respirar.

Para mí no quiero
tumba ni monumento
y menos si es de ladrillo,
hormigón o cemento.

Que no me entierren
cuando muera.

Que me dejen decidir
cómo pasar la eternidad,
que no me quiero aburrir
que la quiero disfrutar.

Ya he pensado
en dedicarla a volar,
volar para soñar,
soñar sin despertar.

Porque creo
en la vida eterna,
que no me entierren
cuando muera.

Que quiero volver
a los campos y praderas
y nadar ríos y mares
hasta el fin de las eras.

Que no me entierren
cuando muera.

Que me coman los buitres
es mi último deseo
¡que rápido llegaría
a las puertas del Cielo!

- "Hola, qué tal,
querido San Pedro,
¿puedo pasar?
he sido bueno..."

Que no me entierren
cuando muera.

Que planten
mis cenizas
bajo una bellota 
de roble o de encina.

Que sea mejor
bajo un almendro
para que florezca
en mi recuerdo

puntual y preciso
cada año nuevo
con el sol naciente
del fin del invierno.

Vendrán los pájaros
a cantar en mis ramas
y mil mariposas y abejas
a libar mis flores rosadas.

Volveré a sentir
suaves caricias.
Volveré a reír
con sus cosquillas.

Pero que nunca me entierren
nunca jamás,
que si me entierran...
¡me muero de verdad!




     





domingo, 6 de septiembre de 2015

La estrella de ocho puntas negras



Hay en el cielo una estrella 
de ocho puntas negras
 que brilla como ninguna
 a la luz de la Luna. 

Le gusta volar y flotar, 
correr, nadar ¡y soñar!
¿cuándo despertará
a la noche de verdad?