Sergio de Carabias

Sergio de Carabias

sábado, 21 de noviembre de 2015

Para jugar


Para jugar
tu silla de ruedas me da igual
y tus piernas flaquitas.
Si no puedes andar
yo te puedo empujar.
Sólo importa ser amigos
y pasarlo bien
para jugar.



viernes, 20 de noviembre de 2015

Vente a vivir conmigo



Quisiera ser vecino
en este vecindario
y no tener por casa
nada más que un nido
de pajitas y palitos,
redondo y mullido,
a la hoja tejido
de una alta palmera
con cuidado y cariño
y quedar en el aire suspendido.
¿Te imaginas que sopla el viento?
Sería tan divertido...
Balancearse con la brisa
al compás de los trinos
de los pájaros amarillos.
¡Anímate, yo estoy convencido!
¡Vente a vivir conmigo!





jueves, 19 de noviembre de 2015

El Ángel de la Montaña


     En la cara Sur de los Andes Venezolanos, cuya pico más alto, el Bolívar, supera por poco los 5.000 m de altitud, a la vera del camino que sube ladeando por el valle tras dejar atrás el último pueblo de Los Nevados, encontramos con la emoción del viajero casi perdido y cansado un apacible refugio regentado por una amable y dulce anciana de nombre Francisca, o Panchita, según la libertad y confianza que nuestra amiga Yi decidió tomarse movida por la dulce cercanía que la abuelita le inspiraba.

Los Nevados, Venezuela (2.500 m altitud)


     La construcción, de forma cuadrangular, alberga las estancias: dos habitaciones con literas y una cocina-comedor que tienen salida al patio, flanqueado por firmes muros encalados, y al que se entra desde fuera por una puerta de madera de corte campesino, al estilo castellano. Imposible le resulta a la memoria no recordar los valles y caseríos pasiegos, verdes y blancos.


Refugio de montaña de doña Francisca.

Patio interior del refugio.


     Llegamos un poco antes que doña Francisca, quien de pronto apareció por entre la galería de árboles allá abajo. Mirándola caminar con ese ímpetu y energía me pregunté cuántos años podría tener ¿cincuenta, sesenta, setenta? Comprobé que la vida en la montaña estropea mucho la corteza pero fortalece la madera en el interior pues allí venía ella, subiendo sin resoplar por aquel sendero como de cabras, como un pajarillo volando de rama en rama... Nos abrazó a todos con su sonrisa bella y algo desdentada, como una vida sufrida que pese a sus cicatrices es especialmente hermosa.


     Enseguida empezó a preparar la cena: un guiso de pollo que me supo como pocos y que casi un año después, al recordarlo, todavía me despierta el apetito y serena mi espíritu. A la luz del candil preparó las verduras y troceó la carne fijando la atención de sus ojillos tras sus lentes de cristales algo gruesos y turbios... Sus manos arrugadas hacían bailar entre los dedos a cubiertos y alimentos una danza antigua, de buen sabor, al ritmo de los chisporroteos del fuego, el agua borboteando y el chocar metálico de ollas y calderos... ¡qué melodía de olor y música para los sentidos! Una larga trenza de plata le caía desde la gorra roja que se movía por la oscura cocina, nublada por un denso humo, con aires decididos de gorro de auténtico chef.



Doña Francisca echando leña al fuego.






La mesa del gran festín: ensalada de arroz, zanahoria y patata y guiso de pollo.


     Pasamos la noche al calor de aquellas paredes de piedra, algunas mantas y una buena chimenea. Todavía no éramos capaces de imaginar cuánto echaríamos de menos aquella comodidad apenas 24 horas después, bajando ya del Bolívar en el chamizo que albergó al mismo Humboldt en su expedición a primeros del s XX pero ésa, es ya historia para mañana... Al despertar, doña Francisca nos tenía preparados de desayuno leche con agua panela y arepas.





     No tardó en llegar la rista de burritos que nos habrían de subir a las faldas del mismo Bolívar. Desde mi montura fue la última vez que vi despidiéndonos, con dulzura y cariño, a aquella mujer que nos abrió las puertas de su casa y de su corazón, aquel Ángel de la Montaña.




miércoles, 18 de noviembre de 2015

Antes de ser Jirafa



La     Jirafa,
antes de ser jirafa,
fue princesa
de una alta torre
de la selva senegalesa.

Por eso sus dos cuernos
a modo de tiara
y su largo cuello
para alcanzar a ver
 tras las almenas.

Pero mírala
¡si todavía 
se reverencia
con la   gracia 
de Su    Alteza!



martes, 17 de noviembre de 2015

Tiene prisa


Viene subiendo cuesta arriba
con las luces encendidas,
parece firme y decidida...
¿es la muerte o es la vida?

Sea lo que sea
 tiene prisa.


Mérida, Venezuela.

lunes, 16 de noviembre de 2015

Da las Gracias


Por estar vivo
y respirar
por ser quien eres
y estar donde estás,
da las Gracias.

Por el nuevo día
que hoy disfrutas,
por la luz del Sol
que te ilumina,
da las Gracias.

Por tener compañía
o soledad,
por tus amigos y familia
los de cerca y los de más allá,
da las Gracias.

Por lo que has sido
y lo que serás,
por lo que has vivido 
y vivirás,
da las Gracias.

Por todo lo que te pasa,
aunque pueda parecerte raro,
algún día lo entenderás
que todo lo que pasó
tenía que pasar,
era parte del camino 
a la Felicidad.



sábado, 14 de noviembre de 2015

Cuando la Educación marca la diferencia entre la Vida y la Muerte


     Ayer fue el día más triste desde que llegué a Paraguay. Fueron dos los golpes que me dejaron profundamente consternado, partida el alma en dos... El primero me llegaba tras el amanecer desde unos pocos cientos de metros, el segundo ya en el tramonto, desde la Ciudad de la Luz al otro lado del Atlántico...


     En la comunidad local con la que trabajo en Paraguay, una de las chicas de 14 años a las que con frecuencia visito para dar clases de Biología se había suicidado tomando matarratas al saber que se había quedado embarazada... Imagino que por miedo a la reacción de su familia y entorno, por miedo y desconocimiento más bien, se había matado llevándose por delante sus dos vidas, la que ya tenía y la que había engendrado.

        Recuerdo bien la última vez que la vi, un día antes, en la escuela. A falta de una semana para terminar el curso escolar antes del inicio del verano en el Hemisferio Sur, se respiraba un ambiente festivo y alegre. Los más pequeños se afanaban en limpiar sus aulas, mojando antes de barrer los suelos de tierra para evitar levantar demasiado polvo. Las chicas mayores estaban sentadas en un corro de sillas en el pasillo mientras que sus compañeros varones terminaban unos ejercicios dentro de la clase. Me recibieron con sonrisas pícaras y los ojos encendidos, propios de su despertar a la adolescencia. Les saludé amablemente y les pregunté qué tal las notas: "¿Muchos cincos? ¿o todo unos?" Risitas y comentarios en guaraní... Y allí estaba Ella, distraída y absorta, con el celular en la mano tecleando de vez en cuando y haciendo deslizar la pantalla de arriba hacia abajo... No me sorprendió, era su misma actitud de siempre. Recuerdo haberle llamado la atención uno de los primeros días en clase ante su total "pasotismo": 

"¿Por qué es importante atender en la escuela? 
Es necesario aprender y saber para hacer lo que nos guste y queramos en la vida. 
EL SABER NOS HACE LIBRES". 

      Sin embargo, ni yo ni nadie fuimos capaces de engancharla al tren de la motivación, del saber y de la vida, el tren de la libertad... ¡Ay, si hubiera sabido lo que estaba por hacer! Tampoco sé qué hubiera podido hacer yo exactamente... pero, obviamente,  lo posible por evitar que en estos momentos la tierra, húmeda de lágrimas, esté  arropando ya su cuerpo envenenado...


Tranvía de Corcovado de bajada del Cristo Redentor.
Río de Janeiro.


       "El Saber nos hace libres" ya lo dijo hace miles de años Sócrates, el filósofo griego que de esto algo entendía. Si Ella "hubiera sabido" más de lo que sabía, estoy seguro de que no se hubiera quedado embarazada ni, mucho menos, hubiera decidido quitarse la vida. Dos dramáticos hechos fruto de su incapacidad para elegir, de su falta de libertad, de su insuficiente educación...

      Precisamente, las mismas tristes circunstancias por las que anoche se derramó tanta sangre inocente en París... La Sabiduría y la Libertad hacen valientes que eligen, la ignorancia y el fanatismo, cobardes que solamente obedecen...

       Ser biólogo y profesor, para mí, son las profesiones más bonitas del mundo y las que libremente he elegido desempeñar. Hoy más que nunca mi deseo es seguir enseñando a los niños y jóvenes del mundo las leyes que rigen la vida y cómo merece ser vivida: con el máximo respeto, en paz y armonía.

***



       Quiero incluir un pequeño fragmento, cuyo significado comparto absolutamente, de un precioso y emotivo mensaje que acabo de recibir de la Madre Luz, Dominica y antigua profesora mía de la que tantas buenas cosas aprendí y sigo aprendiendo:

"Es bello y bueno estar abierto para vivir con los demás: sus problemas, sus éxitos, su dolor... y muchas veces a pesar de nuestro interés, nuestro deseo de compartir y ayudar, tener que aceptar que el RESPONSABLE del ser y hacer es CADA persona. Siento hondamente el final de esa chica que no supo, no puedo aceptar su problema..."




sábado, 7 de noviembre de 2015

Cuando veo una gallina



Cuando veo una gallina
mis ojos se agrandan
mi corazón palpita
¿acaso existe una criatura
más bella o linda?

Con su cresta roja
y sus patas finas
picoteando el suelo
buscando comida.

Y si está clueca
o tiene pollitos, encima,
qué regalo para los ojos,
¡qué maravilla!

Disfrutar viendo
cómo los pequeños pían
mientras su mamá,
 atenta, les cuida.

¡Es que me encanta
cuando veo una gallina!