Sergio de Carabias

Sergio de Carabias

miércoles, 22 de noviembre de 2017

Mil dudas me asaltan


Mil dudas me asaltan
esta mañana
que retumban 
en mi cabeza
como puñaladas
que preguntan
en mi conciencia
mientras se clavan,
se hunden,
me lastran:
¿qué es la vida?
¿qué es vivir?
quién soy yo
y qué hago aquí,
a dónde voy
y si soy feliz...



Puesta de Sol desde la Playa de la Ratonera.
Puerto Ayora, Santa Cruz, Galápagos, Ecuador.

viernes, 10 de noviembre de 2017

Las Minas de Azufre


     Desde Puerto Villamil, en la isla de Isabela, es posible contemplar las faldas del Volcán Sierra Negra, en esta época, cubiertas por un cinturón de nubes denso y gris. Allá en la cima se esconde uno de los lugares más especiales de Galápagos.

Volcán Cerro Azul visto desde el Sierra Negra.


     Por un sendero estrecho y angosto, sembrado de rocas, se asciende lentamente por la ladera del gigante dormido. La vegetación verde y frondosa lo cubre todo a ambos lados despuntando los helechos arborescentes con aspecto de palmera, herederos de épocas remotas en las que daban sombra a los dinosaurios. 


Acenso al volcán Sierra Negra a través de la garúa.
Autora: Alice Marchal.


     Finalmente, superados los mil cien metros, se sobrepasa la línea de nubes saliendo a relucir un sol radiante que pasado un tiempo llega a resultar aplastante y abrasador. 





     Al llegar al borde del cráter, amplio y vasto, como una olla de gigantes, los sentidos quedan atónitos ante tal inmensidad.




     Desde el borde mismo se observan las nubes caer al interior del cráter como si de un tobogán se tratara, formando una bonita cascada vaporosa. Las mismas nubes que nos acolcharon y empaparon durante el ascenso.





     El camino sigue bordeando el precipicio por varios cientos de metros hasta llegar a un mirador. Desde allí es posible observar las fumarolas de azufre que emanan del interior terrestre y se elevan blancas sobre el cielo azul como una fábrica de nubes.





     El vapor desprendido cambia de tamaño y forma según la intensidad con que respira el gigante que duerme... En el año 2005 fue su último despertar.





      Desde semejante distancia ya es posible sentir el hedor pestilente, como a huevos podridos, propio del azufre que contamina el aire y lo hace absolutamente irrespirable al llegar frente a las minas. 


El autor con las minas de azufre a sus espaldas
y cara de estar apreciando el aroma del ambiente.


     Justo ahí comienza el descenso al cráter del volcán. En el fondo del mismo crece una alfombra de helechos valientes. Ignorantes, más bien, a lo que les espera en caso de una nueva erupción...


Junto a los helechos valientes en el interior del cráter.





El paisaje es atractivamente desolador
pero la compañía notablemente mejor.


Son tres los colores que pintan las rocas del lugar:
los tonos rojizos corresponden a óxidos de hierro, los amarillos blanquecinos al azufre
y los más oscuros a basaltos.


     Tras cruzar el fondo del cráter toca nuevamente un ligero ascenso que lleva hasta las minas. Por el camino, destacan varios grandes trozos de azufre desprendidos desde lo alto en algún temblor sísmico.


Aprovechando la ocasión para llevarse un entrañable recuerdo
con que asombrar a los nietos en la senectud.


Es amarillo y reluce,
no es oro sino azufre.


     Allí, desde tan cerca, el color amarillo todo lo cubre y llena, como si de una explotación aurífera se tratara. Sobrecoge al visitante la naturaleza poderosa de este fenómeno por el cual grandes cantidades de vapor de azufre emanan del interior como auténticas llamaradas. 

A las puertas del Infierno



Mil alfileres dorados custodian y protegen las puertas y ventanas del inframundo.


      No es habitual contemplar algo así y todavía mucho menos, hacerlo de forma tan cercana. Es por eso que, de todo cuanto he conocido hasta ahora en las islas Galápagos, las minas de azufre del Volcán Sierra Negra en Isabela constituyen uno de los lugares que más admiro.


Integrantes de la expedición a las Minas de Azufre.
De izquierda a derecha: Elvira, Paulo, Klavdija, Alice y un servidor.






miércoles, 8 de noviembre de 2017

Oda a la Tortuga



A ti,
Señora Reptil,
que cargas 
a tus espaldas
con años mil.


que cargas a tus espaldas con años mil


Volcán que camina, 
reina de estas islas
a las que bautizas
y a las que llegaste
como naúfraga
hasta sus orillas,
encaramada a una balsa
de lodos y arcillas,
empujada por las
corrientes marinas
con tu coraza
 de escamas
verdes y amarillas.

Volcán que camina.

Por las formas
de tu caparazón,
eres ejemplo 
de la evolución,
maravilla de
 la adaptación
para asombro
 de Darwin
y otros, como yo,
 naturalistas.

Ejemplo de la evolución y maravilla de la adaptación.


Tú que retas
 a la muerte
viviendo tanto
y tan despacio.

Yo quisiera
 aprender de ti
y tranquilamente
poder vivir
sin prisas
ni carreras
de aquí a allí.

Centenaria criatura
homenaje a la vida
hoy te canto
a ti, tortuga.





Thomás de Berlanga, descubridor de las Islas Galápagos


      Cuando llegué a las islas Galápagos en julio de este año 2017, como educador ambiental voluntario al Parque Nacional, nada sabía acerca de la figura de Tomás de Berlanga. Recuerdo que la primera vez que supe de su existencia fue leyendo el cartel de una fiesta en la localidad que lleva su nombre en la isla de Isabela. Días después me enteré que en la isla de Santa Cruz existía un colegio que también lleva su nombre y en el que, casualidades de la vida o designios del Señor, yo mismo he acabado siendo profesor de Lengua Castellana y Literatura, una de mis otras pasiones además de la Biología. Mi interés y curiosidad por conocer más acerca de este personaje me llevó a buscar información hasta dar con el libro "Thomás de Berlanga y el descubrimiento de Galápagos" del autor Octavio Latorre. Así terminaría sabiendo que son varias las semejanzas que compartimos como, por ejemplo, además de la comarca de la Ribera del Duero como tierra de origen, la huella de Santo Domingo de Gumán. Y es que gran parte de los mejores recuerdos de mi infancia se los debo al colegio de las Madres Dominicas de Aranda de Duero quienes tanto me enseñaron y a quienes tanto recuerdo, especialmente, ahora que también yo soy profesor.

     Desde el 28 de septiembre que inicié a dar clases de Lengua y Literatura, he podido comprobar con sorpresa el gran desconocimiento existente en torno a la misma persona que da nombre a nuestro colegio. Es por ello que a continuación quiero compartir una breve biografía de Tomás de Berlanga destacando su importancia en la defensa de los derechos indígenas y su protagonismo en el descubrimiento de las Islas Galápagos, paraíso natural que hoy disfrutamos, para conocimiento de mis alumnos en particular y de cualquier otro lector con interés que hasta aquí haya podido llegar...




     Nace Thomás Martínez Gómez en Berlanga de Duero (Soria) entre los años de 1485 y 1487 en una familia de hidalgos campesinos. Nada sabemos de sus primeros años, pero como coincidieron con el final de la Reconquista Española y el Descubrimiento de América, es indudable que hechos tan trascendentales influyeran en su vida y en su orientación futura.


Retrato de Fray Tomás de Berlanga, Orden de Predicadores. Catedral de Panamá.
Fuente: www.enciclopediadelecuador.com/

     Es posible imaginarnos a un joven niño Tomás jugando por los campos sorianos de su infancia, corriendo tras las mariposas y los sueños, pescando en las aguas del río Duero, despertando sus inquietudes naturalistas y sin apenas imaginar todavía las tortugas gigantes e iguanas marinas que algún día sus ojos contemplarían tan lejos de su Berlanga natal.

Panorámica del pueblo soriano de Berlanga de Duero.
Como dice la letra de una jota local:
"Tres cosas tiene Berlanga envidia del mundo entero:
la colegiata, el castillo y el apellido de Duero."
Fuente: www.caminodelcid.org


     Thomás Martínez Gómez ingresa en la Orden Dominicana, también conocida como Orden de Predicadores, el 9 de marzo de 1507 y cambia su nombre por el de Thomás de Berlanga con el que ya será siempre conocido. Ingresa en el famoso convento de San Esteban de Salamanca el 10 de marzo de 1508. 

     San Esteban era uno de los conventos con más prestigio en España por aquel entonces. Tuvo una gran influencia en los misioneros que luego llegaron a América, en quienes se nota una gran libertad y apertura intelectuales. Algunos de ellos resultaron ser personajes importantes en la historia como Francisco de Vitoria, Pedro de CórdovaAntonio de Montesinos o nuestro querido Tomás de Berlanga.

Convento de San Esteban en Salamanca
y estatua de Francisco de Vitoria al frente.
Fuente: www.123rf.com


    A finales de diciembre de 1510 Tomás de Berlanga llega a la isla de La Española, integrada actualmente por República Dominicana y Haití. 

     Para enriquecer las tierras de América, Berlanga trajo nuevas simientes desde España, entre ellas el plátano, el naranjo, el limonero, el granado, la higuera, la sandía, el melón, la caña de azúcar, el arroz, la cebolla, el perejil, el cilantro, las habas etc....

"Segund he oido a muchos, fue traido este linaje de plátano de la isla de Gran Canaria,
 el año de mil e quinientos e diez y seis años, por el reverendo padre Fray Thomás de Berlanga,
 de la Orden de Predicadores a ésta ciudad de Santo Domingo."
(Fernández de Oviedo)

     En 1521 y tras morir Pedro de Córdova, Tomás de Berlanga es nombrado Vicario Provincial de los dominicos. Al año siguiente, en septiembre de 1522, Berlanga recibe en la Orden de Predicadores y da el hábito dominico a un hombre que convulsionaría a las colonias españolas, Bartolomé de las Casas, que dedicará su vida a la defensa de los derechos de los indígenas tras haber sido testigo de los terribles excesos de los españoles en la conquista de Cuba.

     En 1530 Tomás de Berlanga es nombrado Superior Provincial y por problemas de aceptación decide regresar a España y Roma para evitar mayores inconvenientes. En septiembre de 1534 Berlanga se embarca hacia América para tomar posesión de su sede como obispo de Panamá. El istmo de Panamá se había convertido en el paso obligado de miles de aventureros que ansiaban llegar cuanto antes al Perú atraídos por los tesoros del legendario Atahualpa que había muerto asesinado hacía menos de dos años. En palabras de Berlanga aquella tierra transitada se había convertido en "cueva de ladrones y sepultura de peregrinos".

     Thomás de Berlanga también había recibido del Emperador Carlos I de España y V de Alemania la difícil misión de pasar cuanto antes al Perú para informar detalladamente sobre los nuevos territorios y resolver los problemas surgidos tras el imperioso paso de Pizarro y Almagro.

     Partió de Panamá el 23 de febrero de 1535. Los primeros días de navegación por la Mar del Sur fueron tranquilos. La ruta seguía paralelamente la costa, de la que no se apartaban con el fin de tenerla siempre a la vista  aunque siempre existía el peligro de acercarse demasiado a tierra y encallar, sobre todo durante la noche.

     Tuvieron buen viento hasta el 2 de marzo en que cesó por completo. El barco quedó a merced de las corrientes marinas, en especial de la corriente de Panamá que aparece en esta época y corre hacia el Sudeste. El piloto de la nave, que no debía ser muy conocedor de la navegación, debía estar totalmente desorientado, pues creía que estaban muy cerca del continente. "Hacíase el piloto cerca de tierra" dice Berlanga.

Corrientes de Galápagos.
La corriente de Panamá fue la responsable de arrastrar la nave de Tomás de Berlanga
desde el continente hasta las islas Galápagos.
 Además, también se le atribuye la responsabilidad de la llegada de algunos animales
 como los lobos marinos desde California y de los flamencos desde el Caribe.
Fuente: http://blog.discoveringgalapagos.org.uk/es


     El 10 de marzo avistan una isla cuando se les agota el agua. Habían descubierto Galápagos y así es cómo fray Tomás de Berlanga se lo narra al Rey Carlos I de España y V de Alemania en lo que puede definirse como el primer testimonio escrito sobre estas islas:


"Sacra Cesarea Cathólica Maxestad:

Pareciome ser justo saber a Vuestra Majestad el proceso de mi viaje desde que partí de Panamá (...)
Traxo el navío muy buen tiempo de brisas de siete días, e hazi ase el piloto cerca de tierra 
e dionos calma seis días; eran tan grandes las corrientes, e nos engolfaron de tal manera, 
que miércoles en diez de Marzo, vimos una isla; e porque en el navio no abia mas agua 
que para dos dias, acordaron de echar la barca e salir en tierra por agua e yerba para los caballos. "


Panorámica de la isla de Santa Cruz desde el mar en lo que puede asemejarse a la primera vista
que tuvieron Tomás de Berlanga y el resto de la tripulación.

"(...) e salidos no hallaron sino lobos marinos, e tortugas e galápagos tan grandes, 
que llevaba cada uno un ombre encima, e muchas higuanas que son como sierpes."


El autor junto a uno de esos
"galápagos tan grandes, que llevaba cada uno un hombre encima."

"e muchas iguanas que son como sierpes"


          Los dos primeros días, ante la imposibilidad de encontrar agua dulce que poder beber, la tripulación sobrevivió a base de cactus.

 "Otro dia vimos otra isla, mayor ques aquella e de grandes sierras; e creyendo 
que alli por su grandeza como por su montuosidad que no podría dejar de tener rrios e fuentes, fuimos a ella, porque la primera boxaria quatro o cinco leguas, e la otra boxaria diez o doze leguas, 
e en esto bebióse el agua quen el navio abia e estuvimos tres días en tomar la isla, con calmas, 
en los quales alli los ombres como los caballos padecimos muchos trabajos.
Surto el navio, salimos todos los pasajeros en tierra, e unos entendían en hazer un pozo, e otros en buscar agua por la isla; del pozo salió el agua mas amarga que la de la mar; en la tierra no pudieron descubrir gota de agua en dos dias, e con la necesidad que la gente tenia echaron mano de una hoja de unos cardos como tunas, e porquestaban como sumosas, aunque no muy sabrosas, comenzamos de comer dellas, e esprimillas para sacar dellas agua, e sacada parescia lavazas de legia, e bebian la como si fuera agua rrosada."


Cactus Opuntia o "cardos como tunas"
de los que Tomás de Berlanga y sus hombres hubieron de extraer agua para sobrevivir.
   
       Berlanga sigue mostrando admiración por las criaturas que allí viven y también se siente impactado por lo desolado del paisaje volcánico:

"En esta segunda abía la mesma despusycion quen la primera: muchos lobos marinos, tortugas, higuanas, galápagos, muchas aves de las de España pero tan bobas que no sabia huir,
 e muchas tomaban a manos. Lo más de ella está lleno de piedras muy grandes 
que parece que en algún tiempo llovió Dios piedras, y la tierra que hay es como escoria sequísima"

El autor junto a un Piquero patas azules,
un ave de esas "tan bobas que no saben ni huir".

       El domingo 14 de marzo de 1535, domingo de Pasión, según el calendario eclesiástico, debió ser el peor día por la ansiedad y desesperación de no haber podido encontrar agua. Hombres y animales estaban al borde la muerte y la deshidratación llevó al sepulcro a dos hombres y diez caballos.

"Domingo de Pasion yo hize sacar en tierra recaudo para dezir misa, e dicha torné a embiar la gente de dos en dos o de tres en tres, por diversas partes: fue Nuestro Señor servido que hallasen en una quebrada, entre las piedras, hasta media pipa de agua, e pipas e los barriles e botijas que abia en el navio, pero de la necesidad del agua se nos murio alli un ombre, e desde en dos dias que salimos de aquella isla otro; e murieron diez caballos."


     Veintiún días después de partir de Galápagos consiguen llegar al continente de nuevo, ¡veintiún días! Parece exagerado, pero si se tiene en cuenta la corriente de Humboldt, el tipo de nave, probablemente construida en Panamá o Nicaragua y la poca experiencia de la tripulación, no es sorprendente. Bahía de Caráquez, en la costa ecuatoriana, fue el refugio para los desesperados navegantes.

     Ya en Lima, Pizarro se encargó de que fray Tomás fuera agasajado y atendido con esplendor pero viendo el obispo que no le era posible cumplir con la misión que le había mandado Carlos I de España, y contrariado por los acontecimientos, se dispuso para volver a Panamá.

     Berlanga regresa a Panamá en enero de 1536. Los problemas que Berlanga describe no eran para dejar tranquilo a nadie y menos a un obispo: la corrupción general, la desorganización de las iglesias y también la situación de las familias campesinas, traídas de España para una colonización nueva y que requerían de su patrón una fuerte guía y orientación.

"La tierra del Perú es perdida faltando los indios i así es menester proveer a su conservación. Porque muchos españoles tratan los indios peor que perros i los matan y sacan de sus naturalezas.
Repártase la tierra bien y entre más, para evitar pleitos i enbiese persona con mui cumplido poder para obrar, porque dese aquí se hierra mucho en lo que se manda."


     No transcurren dos años desde su regreso del Perú cuando Tomás de Berlanga decide renunciar al obispado, probablemente por motivos de salud. Los años de intenso trabajo en América y el clima de Panamá debieron influir para tal decisión.

      Se retiró a su ciudad natal, Berlanga de Duero, donde quiso fundar un convento de dominicos. Los superiores de la Orden le convencieron que era mejor establecerlo en Medina de Rioseco, una región más poblada y necesitada de asistencia religiosa.

      Muere el 8 de agosto de 1551 superando los 64 años de edad y es enterrado en la capilla mayor de la Colegiata de Berlanga.


      Desde entonces, Tomás de Berlanga es recordado con cariño por todos los vecinos de su pueblo que han ido pasando a través de los años. Como me informa mi amiga Mari Carmen Pascual, compañera de carrera y vecina de Berlanga, todavía hoy se celebra su memoria confeccionando unas pastas típicas, denominadas los "lagartos de fray Tomás", con forma de varano en referencia al que trajo al pueblo en uno de sus viajes y que se conserva en la colegiata.





Estatua de Tomás de Berlanga sobre un pedestal
con una tortuga gigante y una iguana marina de Galápagos
en su pueblo natal Berlanga de Duero.


Placa que recuerda en Berlanga de Duero a su ilustre paisano: Fray Tomás de Berlanga.
Funente: www.caminodelcid.org



     Se han encontrado restos de cerámica pertenecientes a culturas preincaicas en las islas Galápagos que indican una presencia humana previa a la llegada de Tomás de Berlanga. Sin embargo, aunque estos primeros pobladores hubieran sido capaces de realizar aquellos desplazamientos, la mayoría de ellos, si no todos, debieron ser viajes sin retorno debido a las dificultades del regreso, como lo comprobó el mismo Berlanga, quien tardó 21 días en regresar al continente. Así, Tomás de Berlanga queda como el primer y único descubridor de las Islas Galápagos: fue y volvió para contárnoslo.

     En conclusión, Tomás de Berlanga, el descubridor de Galápagos y que da nombre a nuestro colegio, fue un gran defensor de los derechos de América, el precursor del camino del Canal de Panamá, el que trajo el plátano y otras frutas al Nuevo Continente y el que sugirió al Rey Fernando el Católico la creación de la Gobernación de Quito, el comienzo de la nación ecuatoriana.





ACTIVIDADES

     1) Tras la lectura del texto anterior, elabora un breve resumen de unas 30 palabras acerca de la vida de Tomás de Berlanga.

    2)  Presta atención a las citas literales pertenecientes a Tomás de Berlanga, ¿a qué crees que se debe esa "forma de escribir"? Identifica los cambios en la ortografía y el uso de la lengua que detectes con respecto a nuestro idioma actual.

     3) Bartolomé de las Casas cobra especial importancia cuando transcribe el sermón que fray Antón Montesino pronuncia en la Española el primer domingo de Adviento de 1511. Léelo haciendo click AQUÍ y añade otras cinco preguntas retóricas al discurso original que denuncien el abuso y defiendan la igualdad de los indígenas.

       4) Como tema para el próximo texto narrativo, escoge uno de los siguientes:
        El viaje de Tomás de Berlanga
        El descubrimiento de Galápagos
        Tomás de Berlanga y la defensa de los derechos indígenas.

     Recuerda utilizar un mínimo de 150 palabras, 20 de las cuales sean adjetivos calificativos subrayados y 10 adverbios resaltados en un círculo. Sé creativo para escribir el título de tu narración.